BUSCA AL SEÑOR by ARZOBISPO DENNIS M. SCHNURR
¡Bienvenido a la edición inaugural de la revista The Catholic Telegraph! Estoy encantado de presentar a este viejo amigo en un nuevo formato atractivo. En los 189 años desde que el Obispo Edward Fenwick fundó esta publicación como la voz de la Iglesia local, ha tomado muchas formas – semanal, quincenal y mensual; hoja ancha y tabloide; periódico y ahora revista. Después de meses de planificación y refinamiento, el equipo de CT ha producido una nueva publicación emocionante que cumple con su misión de informar, educar y especialmente evangelizar.
Este cambio llega en un momento importante en la historia de la Arquidiócesis de Cincinnati. El próximo año celebramos los dos siglos de fe desde que se estableció la diócesis el 19 de Junio
de 1821. Nuestro bicentenario como Iglesia local nos brinda la oportunidad de mirar hacia atrás con gratitud a Dios y a quienes construyeron las parroquias, escuelas, comunidades religiosas,
organizaciones fraternales e instituciones de caridad que han servido tanto y tan bien, y a quienes las han apoyado generosamente. The Catholic Telegraph presentará algunas de estas entidades e individuos instrumentales en sus páginas durante los próximos 12 meses.
Es igualmente crítico que reflexionemos nuevamente sobre nuestra misión como discípulos Cristianos de irradiar a Cristo. La imagen de reflejar la luz de Cristo a otros ha sido utilizada por varios papas recientes. El Papa Benedicto XVI, por ejemplo, dijo en una audiencia semanal: “La Iglesia no es luz, sino que recibe la luz de Cristo, la recibe para iluminarla e irradiarla en todo su esplendor”. Y la Iglesia somos todos nosotros.
Este número de The Catholic Telegraph incluye una carta pastoral bicentenaria, “Irradiar a Cristo”, en la que los invito a redescubrir la alegría de conocer a Cristo profundamente y seguirlo, convirtiéndose en un testigo del mundo. Les animo a que lean esta carta en oración y se comprometan con su contenido, incluidas están 12 preguntas para ayudarles a reflexionar sobre su relación con el Señor. También espero que el personal de las parroquias y las escuelas, los consejos parroquiales y comités, los grupos de oración, las familias y otros en toda la arquidiócesis reflexionen y discutan este documento juntos durante las próximas semanas y meses.
Cristo nos promete paz, alegría y plenitud de vida, pero no necesariamente una vida fácil o sin dolor. La pandemia de COVID-19 y los pasos extraordinarios sin precedentes que eran necesarios para combatirla han hecho que esta primavera sea difícil para todos. Mi corazón está más especialmente, con aquellos de ustedes directamente afectados por la enfermedad y aquellos que han sufrido la pérdida de un empleo vital. Ustedes permanecen en mis oraciones. Para los Católicos ha sido particularmente doloroso ser privado de la Eucaristía, especialmente en Pascua, la “fiesta de las fiestas”. A medida que pasaron las semanas, muchos de nosotros oramos junto con el Rey David, “¿Hasta cuándo, Señor?” (Salmo 13:1). Incluso ahora seguimos afectados; todavía duele. Sin embargo, en medio de todo esto, sabemos que Dios nos ama y no nos ha abandonado.
San Agustín de Hipona, un obispo en África Romana durante la caída del Imperio Romano, escribió: “Malos tiempos, tiempos difíciles, esto es lo que la gente sigue diciendo; pero vivamos bien
y los tiempos serán buenos. Nosotros somos los tiempos: tal como somos, tales son los tiempos.” Irradiar a Cristo a los demás es vivir bien y cambiar el mundo. Únase a mí en el año que viene para reflexionar sobre cómo Dios nos llama a cada uno de nosotros a hacer eso.