Busca al Senor Arzobispo Dennis M. Schnurr
Dios ha creado todo lo que existe mediante la sabiduría y el amor. El profeta Isaías reflexionaba sobre el misterio de la creación preguntando: “¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano y abarcó con la palma las dimensiones del cielo? ¿Quién hizo caber en una medida el polvo de la tierra o pesó en una báscula las montañas y en una balanza las colinas?” (Is. 40:12). En su amor providencial, Dios guía y transforma continuamente la creación, de modo que se nos revela la gloria de su majestad. Lo experimentamos cada vez que contemplamos vistas panorámicas, cada vez que examinamos las maravillas del mundo microscópico o simplemente reflexionamos sobre la belleza de la vida cotidiana.
Viajar en verano es una oportunidad para explorar nuevos lugares y volver a visitar destinos favoritos. Contemplar la obra de Dios en el mundo natural nos ayuda a maravillarnos ante el orden con el que Él creó, transformando el caos a una morada muy buena (cf. Génesis 1) para nosotros. La belleza de la naturaleza nos habla de la gloria y la majestad de Dios. Además, cuando viajamos y asistimos a Misa en una parroquia diferente, somos testigos de cómo los católicos viven su fe en otras comunidades. Es una experiencia de la universalidad de la Iglesia católica.
Pero las vacaciones no son la única razón por la cual viajamos. En lo más profundo de la tradición de nuestra fe está el valor espiritual de peregrinar a lugares santos. Durante los siglos, los católicos han viajado a lugares que se han hecho santos por los acontecimientos que allí tuvieron lugar o por las personas cuyas vidas llevaron la presencia de Dios de un modo especial a esa ciudad o pueblo. También se peregrina para implorar la gracia de Dios para una intención particular o para buscar una conversión más profunda del corazón.
Afortunadamente, uno no tiene que viajar a Europa o a Tierra Santa solamente para hacer una peregrinación. Tenemos la bendición de contar con el Santuario María Stein de las Santas Reliquias (Maria Stein Shrine of the Holy Relics) aquí mismo, en nuestra arquidiócesis, y el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Consolación (National Shrine of Our Lady of Consolation) que se encuentra en Carey, OH, en el sur de la Diócesis de Toledo. En ambos lugares sagrados se puede experimentar el amor y el poder de Dios de una manera única. Es probable que haya iglesias o lugares significativos para nuestra fe católica cerca de un destino al que te dirijas este verano. Dedicar tiempo a visitar esos lugares puede servir para acrecentar nuestra comprensión y aprecio de la historia y el significado de nuestra fe.
Antes de ascender al cielo, Nuestro Señor ordenó a los Apóstoles que fueran y “hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt. 28:19). Desde entonces, los cristianos han difundido la Buena Nueva de la salvación por todo el mundo, y podemos contemplar el mundo natural a través de la lente del Evangelio. Muchos lugares siguen siendo testigos de la fe vivida por aquellos en tiempos pasados, así como de los continuos esfuerzos de los cristianos por seguir el mandato del Señor de llevar el Evangelio a todos los pueblos.
Dondequiera que nos lleven nuestros viajes de verano, es una oportunidad para conocer a Dios más plenamente y encontrarle en cada rincón de su magnífica creación. ¡No nos lo perdamos!