Busca al Senor: Arzobispo Dennis M. Schnurr
“Pro-vida” no es sólo un eslogan o incluso una filosofía; es el modo de vida cristiano que respeta, defiende y promueve lo que el Papa San Juan Pablo II llamó “la dignidad de cada persona humana, en todo momento y condición de su vida” (Evangelium Vitae 81). Esta edición de The Catholic Telegraph (El Telégrafo Católico) destaca algunos de los muchos esfuerzos pro-vida que apoyan a las futuras madres en circunstancias difíciles, tanto durante el embarazo como después del nacimiento de su hijo.
El aborto exige nuestra atención, de manera especial, porque es un mal en sí que destruye la vida en su momento más vulnerable. Esa ha sido la clara enseñanza de la Iglesia desde el primer siglo cristiano. La ciencia confirma ahora que todo lo que hace que un ser humano sea humano está presente en las primeras etapas del embarazo: un ser vulnerable cuya dignidad inherente y sagrada demanda el respeto.
Durante los casi 50 años transcurridos desde que la Corte Suprema de los Estados Unidos anuló casi todas las leyes estatales que limitaban el aborto en su infame sentencia Roe vs. Wade, los católicos se han unido con personas de buena voluntad para hacer piquetes en las clínicas de aborto y marchar en Washington. Estas protestas pacíficas han buscado la revocación de un fallo judicial que incluso algunos partidarios del aborto reconocen no tener base en el derecho constitucional.
Sin embargo, la reversión de Roe vs. Wade por sí sola no cambiaría el corazón de la gente a “amarlos a ambos,” madre e hijo por nacer. La mejor manera para lograr esto es con el buen ejemplo de los testigos alegres de la cultura de la vida que ayudan generosamente a las mujeres que lo necesitan. En el momento de escribir este artículo, no se ha divulgado la decisión final sobre el caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization, pero la Iglesia siempre ha estado dispuesta a ayudar a las mujeres durante el embarazo y después del parto.
El Papa Juan Pablo II señaló en su encíclica Evangelium Vitae (El Evangelio de la Vida) que los retos a los que se enfrentan las futuras madres incluyen la falta de apoyo del padre, las tensiones financieras, la preocupación por su propia salud y la de su hijo, y las presiones de la familia y los amigos. Los centros de ayudad para embarazos en crisis han brindado ayuda en tales situaciones incluso desde antes de Roe vs. Wade. En nuestra Iglesia local, numerosas organizaciones católicas han ofrecido, desde hace mucho tiempo, asesoramiento sobre el embarazo. Sin embargo, se puede hacer más. Como dijo el Papa Francisco en 2015, nuestras parroquias deben ser “islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.”
En 2020, en honor y en respuesta al vigésimo quinto aniversario de la encíclica, El Evangelio de la Vida, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) lanzó un esfuerzo a nivel nacional, basado en las parroquias, llamado “Caminando con las Mamás Necesitadas.” Su objetivo es aumentar el alcance y el apoyo de la Iglesia a las mujeres embarazadas que se enfrentan a embarazos difíciles o inesperados, y comunicar eficazmente esos esfuerzos. Este ministerio permite a los feligreses conocer a estas madres necesitadas, escucharlas y ayudarlas a obtener lo necesario para ellas y sus hijos.
El Papa Francisco, en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio), pidió que la Iglesia fuera una comunidad evangelizadora de encuentro que, “acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean” (EG 24). Los centros de atención al embarazo y los ministerios pro-vida de nuestra archidiócesis son algunas de las muchas respuestas a esa petición.
Por favor, únanse a mí en esta oración por las madres embarazadas ofrecida por la USCCB: Oh Madre Santa, recibiste la buena nueva de la encarnación de Cristo, tu Hijo, con fe y confianza. Concede tu protección a todas las embarazadas que enfrentan dificultades. Guíanos en nuestro esfuerzo por hacer de nuestras comunidades parroquiales lugares de acogida y asistencia para las madres necesitadas. Ayúdanos a convertirnos en instrumentos del amor y la compasión del Dios bondadoso. María, Madre de la Iglesia, ayúdanos a crear la cultura de la vida y la civilización de amor, junto con todas las personas de buena voluntad, para alabanza y gloria de Dios Creador, y amante de la vida. Amén.